martes, 2 de febrero de 2016

Diálogos con el cuerpo, para antes de ir al médico.

Antes de hablar con un médico, habla con tu cuerpo. Qué es el que sabe más.
Escucha atentamente lo que los síntomas te quieren explicar, busca relaciones entre lo que observas en tu cuerpo, lo que haces y cómo te sientes.
Después de 20 años haciendo de médico, si algo he aprendido es que los síntomas no son un enemigo al que derrotar, ni un compañero molesto al que hacer callar. Son la voz de nuestro cuerpo susurrándonos como cuidar de él. Si no le hacemos caso, el susurro será un grito y si lo ignoramos, será una enfermedad.
La mayoría de anamnesis ( lo que pregunta un médico a un paciente ) van dirigidas a definir el síntoma, tanto en sus características, como en saber cuando aparece, que lo aumenta o disminuye, con que se relaciona... es decir qué nos está mostrando. Mucha gente ni se ha dado cuenta de todos esos detalles, no ha escuchado a su cuerpo por mucho tiempo...o nunca.
Esta desconexión con nuestra sabiduría somática, es la causa de que diagnostiquemos muchas enfermedades es estadios avanzados, cuando ya estaban dando síntomas por mucho tiempo.
También los médicos podemos ser cómplices, incluso causantes de esa desconexión, cuando tapamos el síntoma con una medicación "sin dejarlo hablar".
Es muy curioso que tras todos estos años, la pregunta más rentable que hago como médico sea:
- ¿y  usted a que cree que se debe lo que le pasa?
¡La mayoría de la gente acierta a la primera!
Esto lo aprendí hace muchos años de un paciente originario de Costa de Marfil, que presentaba un dolor abdominal inespecífico, y tras meses de pruebas y derivaciones a especialistas, sin ninguna conclusión ni mejoría, se me ocurrió preguntarle :
-¿Usted que cree que tiene?
Por primera vez en meses le doy la voz a él y me responde:
- Es una magia hecha desde mi país, por eso no me podéis ayudar. Sólo un chamán puede. Así que me vuelvo a mi país a curarme.
Y se fue para siempre, dejándome este regalo. Las personas tienen unas creencias sobre lo que les pasa que hay que respetar y tener en cuenta.
Vamos a por algunos ejemplos cotidianos:
-Molestias de estómago: escucha a tu estómago y respeta qué alimentos acepta y cuales no. No me pidas omeprazol para seguir comiendo lo que tu estómago no tolera. Los antiácidos no están exentos de efectos secundarios y además estamos desconsiderando el aviso de nuestro cuerpo.
-Estreñimiento: escucha tu intestino, pacta con él la cantidad de agua fibra y ejercicio físico que necesita para funcionar correctamente. No tomes directamente un laxante que desatienda sus necesidades. Además, hay que saber que los laxantes de hierbas, suelen ser mucho más agresivos y con efectos secundarios que los de farmacia. La cáscara sagrada o el sen irritan el intestino, mientras que la parafina o la lactulosa sólo hidratan las heces. No siempre lo natural es más suave. Nada más natural que una Amanita phalloides y te mata.
-Dolor de espalda: antes de "anestesiar" con analgésicos, pregúntale a tu espalda sobre qué actividades o posturas la sobrecargan, sobre cuanto estrés o tensión emocional se expresa como tensión muscular, pregúntate si haces ejercicio físico adecuado para mantener un buen tono muscular, añade la natación o el yoga a tus rutinas. No le preguntes a tu médico sólo que medicamento tomar, pídele que te enseñe a cuidar de tu espalda. La mayoría de las veces no hay una lesión, sólo una sobrecarga.
-Ansiedad: es fácil tomar un ansiolítico que nos desconecte de la sensación de ansiedad, pero ¿sirve de algo?¿es útil a largo plazo? Pues claramente no. Antes de pedirle al médico  una droga para "anestesiarte" pregúntale a tu ansiedad de dónde viene, que hay en tu vida en la aumente o la calme, que actividades puedes sumar o restar de tu rutina diaria, pregúntale si es proporcional a lo que está pasando en tu vida y por tanto es normal y aceptable, o no. Y lo más importante, tu ansiedad es tu maestro zen particular, déjala que te enseñe a vivir. Y aprovecha las crisis para crecer, no tengas miedo de ir a un psicólogo que te enseñe como manejar las situaciones , esas herramientas te servirán toda la vida, las pastillas no.
Lesiones musculoesqueléticas: ahora que está tan de moda moverse en modo -ING ( running, spinning...) cada vez hay más lesiones por desatender los signos del cuerpo que nos muestran nuestros límites. En lugar de entender porqué me duele la rodilla, me tomo un antiinflamatorio y sigo entrenando, y así hasta que la lesión se agrava y acabo con un problema serio. No le pidamos al médico un analgésico para seguir abusando del cuerpo hasta "romperlo", aprendamos de ese dolor cual es nuestro límite en este momento, vayamos a un entrenador cualificado que nos enseñe a calentar, estirar y hacer un entrenamiento progresivo de acuerdo a nuestro físico y edad. Y por favor, ¡aceptemos que no todos somos triatletas !
Sobrepeso: siempre ha habido, gordos y delgados. Y punto. A partir de eso vamos a ocuparnos de la salud i dejar la estética a los "esclavos" de los dictadores de la moda. Antes de "tomar pastillas" o "dietas milagro" o pedir analíticas esperando que sea el tiroides la causa de todo, pregúntate qué comes y cuánto ejercicio haces, asesórate por profesionales médicos, dietistas..., sobre cómo hacer una rutina saludable de dieta y ejercicio. Márcate objetivos de salud ( tensión arterial, colesterol, bienestar, agilidad....) , no estéticos. Respeta tu cuerpo, si tu constitución no es delgada, pero estás sano, activo, y bien nutrido, objetivo conseguido, valora y disfruta de tu cuerpo tal y como es.
Disfunción eréctil: muchos hombres vienen a mi consulta "a por Viagra", sin más, una solución rápida y artificial a su problema. Cuando hablamos un poco más del tema, descubrimos que casi siempre hay detrás factores psicológicos, de relación con la pareja, miedos, consumo de fármacos o drogas, falsas creencias sobre el sexo, estrés, ansiedad, depresión. El cuerpo está expresando con esa impotencia otras cosas. Nada en contra de la medicación, pero antes debemos atender al resto de factores, ya que suelen ser mucho más importantes, que el síntoma en sí mismo.
Insomnio: "deme algo para dormir" suele ser la petición... pero dar una droga para dormir no es la solución. Funciona durante un tiempo, hasta que la tolerancia al fármaco hace que o subimos dosis o ya no duermes. Antes de "drogarte", pregúntale a tu insomnio: cuándo empezó, a qué creo que se debe, qué hábitos tengo, cómo me siento, que pensamientos "me quitan el sueño" , que he intentado hacer para dormir y no ha funcionado, mis hábitos de ejercicio y dieta son mejorables, tomo estimulantes como café, té, cola, etc. Si con todas esas preguntas no encuentras solución ( improbable) consulta con un médico o psicólogo, para aprender una correcta higiene del sueño. Un simple truco muy efectivo: jamás mires un reloj en toda la noche, porque los pensamientos derivados de mirar la hora ( juzgamos si es pronto o tarde, lo que hemos dormido, como estaremos mañana...son justo lo contrario que necesitamos para calmar la mente y dormirnos).
También hay que saber que así como los bebés no duermen 8 horas seguidas y no los drogamos para que lo hagan ( afortunadamente), la gente mayor tampoco, su sueño normal, suele ser más superficial y fragmentado y duermen menos horas, así que tomar una medicación para "dormir como antes" sólo provoca adicción y riesgo de caídas y fracturas.
Y podríamos seguir con infinitos ejemplos, pero creo que es suficiente para tener unas ideas claras sobre qué es un síntoma, como relacionarnos con él antes de ir al médico y ver al médico como un asesor cualificado que nos ayude a interpretar nuestro síntoma, que nos enseñe a cuidar de nuestra salud y que sólo nos pida pruebas y nos de tratamiento farmacológico cuando es realmente adecuado y necesario. El síntoma suele reflejar algo físico o emocional que mejorar, es un aviso del cuerpo sobre algo que no va bien, primero escúchalo , después consulta al profesional cualificado para saber qué hacer y se cauto con la información que encuentres en internet, no siempre es confiable.

Pon en tu vida, más ejercicio físico, más aire libre y naturaleza, más actividades relajantes, come más vegetales, descansa, no intoxiques tu cuerpo, y trátate bien física y emocionalmente, aprende cosas nuevas, ten proyectos e inquietudes, y vive en armonía y respeto con tu cuerpo.

¡¡Verás qué cambio !!

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