TODO BAJO CONTROL, el lema de nuestro tiempo. Podemos contratar todo tipo de seguros, vacunar-nos, tomar medicinas para prevenir cosas que quizás jamás hubiéramos tenido, protegernos nuestra vivienda de robos, incendios. Se venden incluso proteccion anti maleficios mágicos y mala suerte. En fin todo el esfuerzo es poco para luchar contra la incertidumbre de la vida.
Sin embargo, nada está realmente asegurado y toda sensación de control , es una ilusión. Toda la vida temiendo un supuesto peligro y puede que la vida te sorprenda con un giro inesperado y toda tu prevención sea una pérdida de tiempo. He conocido a mucha gente, por mi trabajo,atormentados por prevenir una enfermedad que sufrieron sus padres y que jamás han tenido, pero que sin embargo les ha condicionado cada momento de sus vidas, seguramente mucho más que si la hubieran tenido realmente.
Un planteamiento útil para manejar con la incertidumbre es preguntarse qué depende de nosotros y que no, y ocuparnos solo de nuestra pequeña parcela de influencia. Para todo lo demás , vivamos la vida momento a momento, aceptando lo que hay y sacando el mayor partido de lo que se presenta en cada momento.
En fin, la tranquilidad está en ese punto de equilibrio entre prevenir lo que se puede prevenir y aceptar la incertidumbre de lo que no podemos predecir.
Si supiérais la de problemas de ansiedad y depresión que tienen su raíz en la creencia de que algo puede suceder o en el miedo de no poder adelantarse a las posibles adversidades... Las personas que sufren ese problema suelen intertar mejorarlo ampliando al máximo su control sobre las variables de su vida, dedicando muchos recursos mentales, de tiempo, económicos, etc. para cubrir todas las posibilidades que puedan suceder y calmar así su miedo. Pero , por supuesto, no funciona, ya que el mismo intento de calmar la ansiedad hace que estén tan atentos a todo lo que puede suceder, que se plantean cada vez más y más posibilidades inposibles de controlar y la sensación de indefensión ante el futuro crece proporcionalmente al intento de controlarlo.
Los intentos de solución agravan el problema, un planteamiento clásico en el enfoque de la terapia breve estratégica.
La vida es pura incertidumbre, vivimos en el campo de las infinitas posibilidades, donde cualquier cosa puede suceder. Nosotros podemos dar una dirección a nuestra vida, y al mismo tiempo aceptar que deberemos ser flexibles para aceptar que, cuando más planifiquemos nuestras vidas, más tendremos que cambiar los planes.
Así que, podemos y debemos tener objetivos en nuestras vidas, podemos y debemos controlar lo que depende de nosotros, aunque al mismo tiempo, ser flexibles en cuanto a los caminos por donde transitaremos hasta nuestro objetivo, incluso nuestro objetivo puede evolucionar y cambiar.
Y lo más importante aprendamos a sacar partido de la imprevisibilidad de la vida, sacando partido de las cosas inesperadas.
Dejar que el azar complete los planes puede ser muy relajante, no perdamos de vista que el azar actuará con o sin nuestro consentimiento, así que aceptarlo, no cambiará la realidad , pero sí como la vivamos. Lo que importa no es lo que ocurre, sino como nos afecta y como reaccionamos a ello.
Observa cuantas cosas planificas cada dia innecesariamente, generando tensión en ti. Realmente importa tanto tener el control de todas esas pequeñas cosas de cada dia, como preveer lo que comerás toda la semana para hacer la compra, saber donde tienes cada pieza de ropa en cada momento para que esté a punto en el momento exacto que has decidido ponértela, controlar que ropa llevaran tus niños cada dia o la hora exacta para cada cosa. Conozco a gente que planifica las cenas de sus hijos en función de lo que comen en el colegio al mediodia, como si comer pollo dos veces en un dia pudiera ser un desastre o algo así.
Suelta amarras y permítete liberarte de todas esas cárceles cotidianas que nos generan rigidez y tensión, deja de dar instrucciones a todo el mundo según tus normas inquebrantables ( se realista, tampoco las seguirán) y concéntrate en planificar solo lo trascendente y que dependa de ti, verás que pocas cosas cada dia cumplen esas condiciones. Y ahora, con todo ese tiempo libre, con todo ese ahorro en energía mental, permite que tu dia tenga partes sin planificar,en las que puedas hacer lo más adecuado a tus deseos y circunstancias de ese momento en concreto.
Piensa en tu vida como si fuera eterna, pero vívela como si hoy fuera tu último dia. Dedica tu esfuerzo a lo que quieras que ocurra, no a lo que no quieras.
Para la gente "adicta" al control, puede ser necesario que un profesional les ayude a cambiar su conducta y su percepción de la realidad para que puedan vivir la vida más libres, con más plenitud y disfrutarla momento a momento, sin que cambiar de planes sea un problema, sino una oportunidad de vivir experiencias inesperadas, quizá mucho más interesantes que las que habias planificado.
De hecho las mejores cosas que me han pasado, han sido fruto de un cambio repentino e imprevisible. Las oportunidades aparecen por casualidad, tu solo tienes la responsabilidad de generar las circunstancias adecuadas para que aparezcan y cuidar de tu capacidad para aprovecharlas ( que ya es trabajo suficiente...)
La encina y la caña
Dijo la Encina a la Caña: “Razón tienes para quejarte de la naturaleza: un pajarillo es para ti grave peso; la brisa más ligera, que riza la superficie del agua, te hace bajar la cabeza. Mi frente, parecida a la cumbre del Cáucaso, no sólo detiene los rayos del sol; desafía también la tempestad. Para ti, todo es aquilón; para mí, céfiro. Si nacieses, a lo menos, al abrigo de mi follaje, no padecerías tanto: yo te defendería de la borrasca. Pero casi siempre brotas en las húmedas orillas del reino de los vientos. ¡Injusta ha sido contigo la naturaleza! –Tu compasión, respondió la Caña, prueba tu buen natural; pero no te apures. Los vientos no son tan temibles para mí como para ti. Me inclino y me doblo, pero no me quiebro. Hasta el presente has podido resistir las mayores ráfagas sin inclinar el espinazo; pero hasta el fin nadie es dichoso.”Apenas dijo estas palabras, de los confines del horizonte acude furibundo el más terrible huracán que engendró el septentrión. El árbol resiste, la caña se inclina; el viento redobla sus esfuerzos, y tanto porfía, que al fin arranca de cuajo la Encina que elevaba la frente al cielo y hundía sus pies en los dominios del Tártaro.
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