Benvinguts a un espai on fer-se preguntes, qüestionar les nostres veritats, fer crítica constructiva. Ser dissidents d’aquest sistema vol dir fer propostes des del dubte i l’esperança.
¡Aprende!, cada día de tu vida, para eso estás aquí, para aprender.
Aprende de tus aciertos, de tus errores, de tus lágrimas, de tus viajes, de los libros, de los amigos, de los enemigos, de la vida, ¡Aprende!
Cada árbol, cada noche, cada amanecer, cada ser vivo, cada momento, cada casualidad, cada sorpresa tienen una lección importante para ti.
Aprende a abrir los ojos, a fascinarte, a estar al acecho de cada oportunidad de aprender.
Equivócate si hace falta...pero ¡Aprende!
La vida, como maestra tenaz que es, te dará tantas ocasiones como necesites para aprender, te repetirá la lección de mil maneras, pondrá tantos maestros en tu camino como necesites, todo para que aprendas y hasta que aprendas. Así que estate tan atento como para aprender a la primera sino quieres repetir curso una y otra vez.
Pregunta, busca, husmea, experimenta, habla con desconocidos, déjate experimentar. No atesores objetos, sinó experiencias, no busques cosas que esconder en un cajón, busca cosas que incorporar a ti mismo.
Viaja ligero de equipaje, con la mente abierta, la mirada atenta, sin miedo, busca la sabiduría que cada ser regala a su entorno. Observa como medita el gato, como vuela la cigüeña, como acecha pacientemente la salamanquesa. ¡Aprende de ellos!
Cada árbol es un libro a leer, cada río un sonido que enseña el movimiento más fácil, que se adapta, fluye, refresca y trae vida. Haz como si fueras río y aprende de él, sé árbol, sé tu mismo como un árbol, anclado a la tierra y abierto al cielo, fuerte y flexible, cambiando con las estaciones y la edad, alargando tus raíces en las sequías y dando fruto para que otras vidas se alimenten. Aprende a ser árbol, paciente, perseverante, dando cobijo y alimento, esparciendo semillas que crecerán más allá de ti. ¡enseña!
Nunca cierres tus ventanas, deja que entre siempre aire fresco, deja que haya corriente de aire, que se lleve lo que ya no es útil y aporte nuevos aprendizajes. Más allá de ti hay un mundo de talento y creatividad esperando que despiertes para acogerte. ¡Despierta! ponte en camino, deja que tus retos sean tus piernas, que la curiosidad te dé energía, deja que la intuición te muestre el siguiente paso, no temas tropezar, te enseñará a levantarte.
Ah, y debes saber que los mejores aprendizajes pueden estar en lo que menos nos gusta, en ese momento difícil, en ese error, en esa persona que nos desagrada. Ahí está la lección más útil, disfrazada de problema. Tú mismo, si no la sabes ver, se te presentará tantas veces como necesites, la vida no tiene prisa, ella no tiene el tiempo finito como tú ¡apresúrate! y pasa a la siguiente lección.
Ama, pasea, canta, baila, pinta, ríete, arrúgate, corre hasta quedar sin aliento, haz el ridículo, arriesga.
El barco, está más seguro en el puerto, pero no fue hecho para eso.
Así que sal a navegar, descubre nuevos mares, nuevas islas, !aprende¡ busca nuevas aguas que surcar, haz algo nuevo cada día, cambia, evoluciona, descubre todo cuanto puedes aprender.
Como Alicia a través del espejo, el psicoterapeuta ante otra persona se asoma a un espejo que puede simplemente reflejarle a si mismo, o ser una puerta al mundo del cliente, o como os voy a proponer, puede ser algo mucho más generativo e interesante.
Como termina reflexionando Alicia: "El Rey Rojo fue parte de mi sueño..., pero también es cierto que yo formé parte del suyo".
Al igual que en la relación terapéutica, a veces cuesta delimitar a los personajes y el papel que realmente juegan en la terapia. ¿Quién hace terapia a quién?, ¿quién ve en el otro a partes de sí mismo?,¿ quién ayuda a quién realmente?
El peligro del terapeuta es bien conocido: poner su manera de entender el mundo, sus etiquetas, sus verdades "al servicio" del paciente, aconsejar, dar opiniones, juicios...pero ¿acaso los terapeutas somos Budas iluminados con una salud mental envidiable y un equilibrio interno perfecto?
Pues claro que no, y aunque así lo fuera, que no es el caso, insisto, nuestras soluciones, recursos y verdades no son necesariamente útiles para nuestros pacientes.
Como Alicia cuando cruza el espejo, se encuentra con un mundo donde las reglas son otras, donde las cosas se comportan distinto y dan resultados distintos. Así que los recursos del terapeuta no sirven a nadie más que a sí mismo, sus verdades son falsas en los mundos ajenos y los protocolos de los libros no se adaptan a la realidad.
Visto así , la terapia es un objetivo imposible, ineficaz, como dos personas hablando dos idiomas distintos, que no se comprenden, que sus culturas no encajan...y así es, si lo planteamos así.
Por eso muchas terapias fallan, o no sirven de nada, simplemente el terapeuta "entra en el mundo del paciente a cambiar cosas según su criterio" o ni siquiera hace eso y aplica "soluciones enlatadas" o peor aún "proyecta sus propios problemas al paciente". Sea como sea, no suele funcionar nada que no provenga del propio paciente. No des nada por supuesto, o te puedes encontrar como en el siguiente vídeo:
Además "atravesar el espejo" es peligroso para el terapeuta que puede quedarse atrapado en ese mundo y perder la perspectiva, además de gastar mucha energía en ello, y para el paciente que puede no aceptar al "intruso" en su interior y vivirlo como una agresión.
Tras unos años de experiencia en el tema , creo que lo que mejor funciona para ambas partes, es seguir la frase de Fernando Pessoa: "El espejo refleja la verdad; no se equivoca porque no piensa".
Ser el espejo , ni atravesarlo, ni mirar a través de él, como quizás diría Bruce Lee " Be the looking glass, my friend "
Ser el espejo de la persona que tenemos delante es mantenerse centrado, sin juicio, estar presente, y devolver una imagen al paciente sin cambiarla, sin pensar, simplemente crear un campo de relación que de acogida a todo lo que surja durante la relación terapéutica, sin opinar, sin dar consejos.
Antes de empezar cada sesión, es necesario centrarse, relajarse, conectar con el paciente y abrirse al campo. Dejar que las cosas surjan sin forzar, fluidamente. Es como preparar un campo para sembrar, pero no poner ni tu intención ni tus semillas, sólo labrar, abonar, y regar. No es tu campo, no decidas lo que debe crecer en él.
Ser espejo permite confrontar al paciente con su historia, permitirle ver la imagen que da de si mismo, hacerle consciente de como se habla a sí mismo, que tono y que palabras usa, si habla del pasado, presente, futuro, si se reconoce los éxitos, si se critica los errores, como estructura su pensamiento y hacerle conscientes de sus emociones.
Pero sin alterar nada, como un espejo, sólo dirigimos el foco de atención a los detalles, para generar consciencia, facilitar la reinterpretación, mostrar las máscaras.
Eso permite, por un lado , un profundo respeto por el mundo del otro y una gran humildad sobre nuestras verdades. Por otro lado , permitimos al paciente, encontrar su propio reflejo, sus recursos, sus verdades, sus estrategias nuevas para cambiar lo que quieran cambiar de lo que ven en el espejo.
Las tareas que usamos en terapia breve estratégica entre una sesión y otra, deben servir para eso mismo, para ver más matices, más profundidad, más consciencia de la realidad y los potenciales de uno mismo.
Aviso, no todos los pacientes están dispuestos a mirarse a sí mismos con sinceridad, pero bien, el verdadero respeto por su mundo incluye aceptarque dejen de venir i sigan usando sus máscaras, al fin y al cabo más o menos les funcionan. ¿quién soy yo para juzgar eso? Si quieres estar mal, lo respeto, si quieres estar bien, generaremos juntos el espacio para que puedas conseguirlo.
Para el terapeuta es un espacio para estar centrado, relajado, verdaderamente conectado con el paciente, no con su relato sinó con la persona, ayudándole a ser autónomo con sus propias soluciones, previniendo la dependencia y fomentando la autoestima.
Cuando respetas de verdad el mundo del paciente, sin compararlo con el tuyo, estás en situación de ser un buen espejo, permitir que el paciente vea su propia imagen, sea quién decida qué quiere cambiar, sea testigo de los cambios y logre enamorarse de sí mismo, viendo una imagen cada vez más profunda, más tridimensional, más allá de las máscaras, creando una realidad de sí mismo multidimensional donde el pensamiento, las emociones, el pasado y el futuro se integren en un presente donde ser libre y orgulloso de ser único, de tener valor por ser justamente lo que es.
Me gusta creer que mi trabajo como psicoterapeuta consiste en conseguir que las personas se enamoren de sí mismas y para eso deben verse tal como son ante un espejo, amar sus virtudes, perdonarse lo que creen que son sus errores, ser amable con sus defectos, tratarse con respeto y cuidarse, ser conscientes de sus emociones, su diálogo interno, sus verdades, y sobretodo que sepan que son únicos y valiosos por sí mismos.
Pero para lograr eso hay que ser un espejo, no un juez ni un consejero, ni un "experto", es mucho más sencillo, como acompañarlo de la mano a visitar todo lo que necesita visitar para conseguir los cambios que desea.
Además, trabajar así es un placer, acabas las sesiones regenerado, relajado, feliz. Y si un terapeuta no lo ves disfrutar de su trabajo, difícilmente te podrá ayudar ¿ no lo creéis ? o des de el lado del terapeuta, si no disfrutas de cada sesión, ¿como puedes ser un buen terapeuta?